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domingo, 31 de marzo de 2013


Capítulo 12. (Flawless Consulting, Peter Block: Third Edition)


“Cambiar la conversación, cambiar la cultura …….”

Desde el cuatrimestre pasado que estudiamos a E. Schein, me sigue llamando la atención esta frase. Creo que el cambiar una cultura no se da tan rápido y tan fácil, pero lo que si podemos hacer es usar nuestras conversaciones ( que estas si dependen de nosotros) para sembrar ideas, reflexiones, anhelos en los otros y así poder influir activamente en nuestro entorno (“cultura inmediata”) y esto a su vez tendrá que influir en un sistema más grande.

Tomando en cuenta que el elemento primario y fundamental de toda cultura es la persona.

(N. del A.) Cuando Steve Jobs creo un complejo de Apple en Palo Alto California, se aseguro que la construcción facilitara los encuentros de los empleados en los pasillos, ya que él creía que las innovaciones, inventos, etc., se daban por medio de éstas interacciones (conversaciones). Por cierto en sus juntas odiaba las presentaciones Power points.

Pienso que este fue su más grande talento, sacar lo mejor de las personas y bueno ¡¡¡¡¡¡¡ hacerse rico después  ¡¡¡¡¡¡¡

“Enfocarse más en las posibilidades y las capacidades puede hacer sentido …….”

Creo que no hay un sistema tan “malo” como para que no tenga cosas buenas, como dice el autor, cuando todo falla es que hemos estado usando lo mismo una y otra vez, en parte coincido, pero no necesariamente la falla recurrente que surja se deba a la misma acción implementada, yo creo que la diferencia es que no se emplearon en la solución del problema esas posibilidades y/o capacidades que el sistema tiene implementadas y que solo debe uno observar, elegir  y bueno tomar la ¡¡¡¡ decisión ¡¡¡¡


Esta es mi aportación de la semana 14/13

Buenas Noches.    MMR

jueves, 28 de marzo de 2013




Noches de Reflexión …….

¿Se puede aprender la Inteligencia emocional?

Durante décadas se ha venido debatiendo si los lideres nacen o se hacen. Lo mismo ocurre con el debate sobre la inteligencia emocional. ¿Las personas nacen con ciertos niveles de empatía, por ejemplo, o los adquieren como resultado de sus experiencias de vida? La respuesta es que ambas alternativas están en lo cierto. Hay investigaciones científicas que sugieren la existencia de un componente genético en la inteligencia emocional. Estudios Psicológicos sostienen que la crianza también desempeña un rol. Quizás nunca se sepa cuánto corresponde a cada cual, pero la investigación y la práctica demuestran claramente que la inteligencia emocional se puede aprender.
Una cosa es cierta: la inteligencia emocional aumenta con los años. Hay una antigua palabra para describir este fenómeno: madurez. Pero incluso con la madurez, algunas personas todavía necesitan entrenarse para mejorar su inteligencia emocional. Lamentablemente, demasiados programas de entrenamiento que tratan de construir capacidad de liderazgo (incluida la inteligencia emocional) son una perdida de tiempo y de dinero. El programa es simple: se centran en la parte incorrecta del cerebro.
La inteligencia emocional nace principalmente en los neurotransmisores del sistema límbico del cerebro, que controlan los sentimientos, los impulsos y los estímulos. Las investigaciones indican que el sistema límbico aprende mejor mediante la motivación, la practica prolongada y la retroalimentación.
Comparece con el tipo de aprendizaje que se produce en el neocorteza, que controla la capacidad analítica y técnica. El neocorteza se encarga de los conceptos y de la lógica. Es la parte del cerebro que deduce cómo usar una computadora o hacer una llamada de ventas con solo leer un libro. No resulta sorprendente (aunque sea erróneo) que también sea la parte del cerebro sobre la que se centran la mayor parte de los programas de entrenamiento para mejorar la inteligencia emocional; cuando dichos programas siguen un planteamiento neocortical, pueden tener incluso un impacto negativo en el desempeño laboral de las personas.
Para mejorar la inteligencia emocional, las organizaciones deben revisar sus programas de entrenamiento para incluir el sistema límbico. Deben ayudar a las personas a romper con viejos hábitos de comportamiento y establecer otros nuevos. Eso no sólo lleva más tiempo que los programas de entrenamiento convencionales, sino que requiere un planteamiento personalizado.
Imagine a una ejecutiva que, según sus compañeros, tiene poca empatía. Parte de ese déficit se refleja en su incapacidad para escuchar, en que interrumpe a las personas y en que no presta real atención a lo que dicen. Para arreglar el problema, la ejecutiva necesita una motivo para cambiar, y después necesita práctica y feedback. Un compañero o monitor podría ser el encargado de avisarle cuando note que no está escuchando a otros. Entonces, ella tendría que empezar de nuevo y dar una mejor respuesta, es decir, demostrar su capacidad para absorber lo que dicen los demás. También se le podría inducir a observar a otros ejecutivos que saben escuchar y a tratar de repetir su comportamiento.
Es importante subrayar que no se puede desarrollar la inteligencia emocional sin un deseo sincero y un esfuerzo comprometido. No sirve asistir a un breve seminario, y tampoco vale comprar un manual de instrucciones. Aprender a tener empatía (interiorizarlo como una respuesta natural a las personas) es mucho más difícil que convertirse en un experto del análisis regresivo. Pero se puede conseguir.

 “Jamás se consiguió nada grande sin entusiasmo”, escribió Ralph Waldo Emerson. Si su objetivo es convertirse en un verdadero líder, estas palabras pueden servirle como guía en sus esfuerzos para desarrollar una alta inteligencia emocional.

Algunas palabras claves:
Neocorteza, conjunto de las áreas más evolucionadas de la corteza cerebral. Es la capa evolutivamente más moderna del cerebro humano y ocupa el 76% de éste.
Neurotransmisor, sustancia segregada por neuronas que transmite señales entre ellas a través de la sinapsis.
Sistema Límbico, conjunto de estructuras cerebrales situadas en el borde interno de la corteza y esencial para las emociones, la memoria y la modulación de la conciencia.
Análisis regresivo, consiste en emplear métodos que permitan determinar la mejor relación funcional entre dos o más variables concomitantes (o relacionadas).


Fuentes de apoyo:
-Harvard Business Review / 2011
-Cerebro Humano / R. Carter