Una tarde llega un hombre al consultorio del Dr. Erickson y este es su informe inicial:
“Cuando
me telefoneó, Harold no me pidió hora para una entrevista: me preguntó
trabajosamente, con voz débil y vacilante, si podía perder con él unos pocos
minutos de mi valioso tiempo. Al entrar en el consultorio ofrecía un aspecto
increíble: sucio, sin afeitar, llevaba el cabello demasiado largo, en mechones
desiguales (se lo cortaba él mismo); su ropa estaba mugrienta, calzaba unos
zapatos toscos rajados y rotos en el empeine, sujetos con piolín. Permaneció de
pie, patituerto, retorciéndose las manos, y con el rostro contorsionado. De
pronto metió la mano en el bolsillo, extrajo un puñado de estrujados billetes
de un dólar y los dejó caer sobre el escritorio, diciéndome: «Esto es todo
cuanto tengo, señor. Anoche no le di a mi hermana todo lo que ella quería. Le
pagaré más tan pronto lo consiga». Me quedé mirándolo en silencio, y él
continuó: «Yo no soy muy listo ni sirvo para mucho. No tengo la menor esperanza
de ser muy bueno, pero no soy malo. No soy más que un maldito bruto estúpido
que no sirve para nada, pero nunca hice nada malo. Trabajo mucho... ve... las
manos lo demuestran. Tengo que trabajar mucho, porque si dejo de hacerlo se me
da por sentarme, y echarme a llorar, y sentirme desgraciado, y querer matarme,
y eso no está bien. Así que trabajo constantemente y no pienso en nada, no
puedo dormir, no quiero comer, lastimo a todos. . . No puedo soportarlo más,
señor». Se echó a llorar. Cuando hizo una pausa para respirar, le pregunté: «¿Y
qué quiere que haga por usted?». Me
respondió, entre sollozos: «Soy un simple bruto, señor, un bruto estúpido.
Puedo trabajar. Sólo quiero ser feliz en vez de vivir aterrado, llorando y
deseando matarme. Usted es la clase de doctor que tenían en el Ejército para
enderezar a los tipos que perdían la chaveta, y quiero que me enderece. Ayúdeme
por favor; trabajaré duro para pagarle, señor. Necesito ayuda». Dicho esto, se
volvió y echó a andar hacia la puerta del consultorio, arrastrando los pies,
con los hombros hundidos. Esperé hasta que tomó la perilla de la puerta, y
entonces le dije: «Oiga, óigame. Usted
no es más que un bruto miserable; sabe cómo trabajar y necesita ayuda. Usted no
sabe nada de tratamientos, yo sí. Siéntese en esa silla y déjeme empezar a
trabajar». Formulé estas frases adaptándome deliberadamente a su talante,
expresándome de tal manera que llamara y fijara su atención.”
Otro de mis objetivos es también rendir un homenaje mediante
esta presentación, al hombre que por medio de talento desarrollado mediante
esfuerzo, disciplina, constancia, y que las vicisitudes de la vida fueron puliendo
con el tiempo. Te puedes preguntar como un hombre como el Dr. Erickson podía
atender este tipo de casos teniendo el “status” que en ese momento tenia,
algunos le decía “el mago” comúnmente anteponía el corazón que la cabeza en sus
acciones, y que esta puede ser una primera coincidencia con la que me encuentro
con respecto a Peter block. Para comprender esta aseveración podemos indagar la
vida del Dr. Erickson y uno podrá comprender por que entendía tanto el dolor y
la desesperación humana que le vivió desde sus primeros años de vida.
El caso de Harold fue un tanto inusual por el tiempo
utilizado, ya que el Dr. Milton H. Erickson le llevaba poco tiempo hacer llegar
a la gente a sus objetivos, de hecho, su pensamiento fueron bases para la
terapia breve, terapia breve estratégica, PNL, etc., y como se sabe es el padre
de la Hipnosis moderna la cual lleva su nombre, y el segundo punto importante a
destacar es la flexibilidad el cual tiene coincidencia también con Peter Block
en los procesos de consultoría.
A continuación un esquema según el cual desde mi
percepción incluyen los puntos importantes a destacar en el caso proceso terapéutico
de Harold ( este será explicado en clase del día 16 de Mayo 2013).
Podría seguir escribiendo mucho de este caso de
rotundo éxito para una persona Harold y para el hombre que llevo a cabo el
proceso el Dr. Milton H. Erickson y que este último tuvo la valentía de
adentrarse en el mundo “mísero” de Harold y caminar junto a este el trayecto,
compartiendo y experimentando el proceso hombro a hombro, pero aquí le “paro” jajajaja.
Permítanme durante mi presentación abundar en este
impactante caso.
El caso de Harold lo tengo completo en formato Word,
si gustan a petición se los hare llegar, mi correo personal esta en el pie de
página de cada hoja de presentación.
Hasta Mañana …….
MMR
Fascinante. Estoy puesto...nos vemos al rato.
ResponderEliminarMiguel!!!
ResponderEliminarApenas puedo contestar, pero más vale tarde que nunca, es un gusto aceptar la invitación a leerte cada jueves. Y también extrañare mucho los blogs!!!!
Como siempre me pareció muy interesante tu aportación, pero lo que más llamo mi atención es la parte en la que mencionas, que el Dr. Erickson era una persona que anteponía su corazón antes de su cabeza. Como en el camino, creemos que lo importante es lo que nos dicta la cabeza, y poco a poco vamos anestesiando nuestro sentimiento, nuestras punzadas. Es hermoso sentirnos humanos imperfectos, capaces de crecer cada día más, es increíble descubrir que la vida nos ayuda a ayudar, ¿Cómo lo hace? ¿Cómo a veces, sentimos que la vida nos puso ahí para ser de bendición?...Es un regalo y debemos aprovechar ser parte de la vida de otros y SUMAR y no restar!!! Como ahora lo mencionan muchas personas.
Gracias Miguel y feliz de poder escucharte en la noche.